Todos pasamos por acontecimientos vitales estresantes. Sin embargo, algunas pueden dejar heridas psicológicas profundas y duraderas y también la aparición de un trastorno de estrés postraumático. Puede tratarse, por ejemplo, de un accidente de tráfico o laboral, o de violencia física, sexual o doméstica. También puede ser una catástrofe, un atentado, la muerte de una persona. Estos acontecimientos pueden afectarnos directamente o a quienes nos rodean, en nuestra vida adulta o incluso en nuestra infancia.
Comprender el psicotrauma
Has vivido un acontecimiento traumático.

Entonces, cada uno puede reaccionar de manera diferente.
Algunos sienten una multitud de emociones como la tristeza, la ira, la culpa, que a menudo se mezclan. Por el contrario, otros se sienten aislados de sus emociones, como anestesiados.
Todas estas reacciones son habituales y frecuentes y disminuirán gradualmente con el tiempo y finalmente desaparecerán, normalmente al cabo de un mes. Su desaparición demuestra que hemos "digerido" el acontecimiento.
Pero a veces es difícil superar el evento y sus consecuencias en nuestras vidas.
Pueden producirse muy rápidamente o, por el contrario, meses o incluso años después. Entonces revivimos el suceso en forma de pesadillas, flashes, pensamientos que vienen aunque no queramos. También empezamos a evitar cualquier cosa que nos recuerde el suceso.
Algunas cosas cotidianas se vuelven más difíciles o incluso imposibles, como ir al trabajo, hacer la compra o dar un paseo. Al mismo tiempo, nos sentimos constantemente alerta, siempre en peligro. Sentimos que ahora somos diferentes, que nuestra vida anterior al suceso ha sido barrida.
Estos signos deberían llevarnos a buscar ayuda.
De hecho, estas dificultades pueden empeorar. Pueden dañar las relaciones con nuestros seres queridos. Pero también pueden provocar otros problemas, como el consumo excesivo de alcohol o drogas, la depresión o los pensamientos suicidas.
Es el momento de hablarlo con un profesional de la salud porque puede tratarse de un trastorno de estrés postraumático. Las dificultades pueden durar mucho tiempo, sobre todo si están arraigadas en la infancia. Además, tanto los niños como los adultos pueden sufrir este trastorno.

Su médico de cabecera es la primera persona a la que debe consultar.
Te ayudará a entender lo que te ocurre, pero también te dirigirá a los centros cercanos especializados en el tratamiento del trastorno de estrés postraumático. Allí encontrará profesionales cualificados que pueden trabajar con usted para encontrar las mejores soluciones de tratamiento posibles. Nunca es demasiado tarde para tratarse, pero cuanto antes mejor.
Vivir mejor
¿Cómo cuidarse?
¿Estás cerca de alguien que sufre un TEPT y no sabes cómo reaccionar?
Tanto los niños como los adultos pueden sufrir un trastorno de estrés postraumático.
Los signos son los mismos que para un adulto: el niño puede revivir el acontecimiento traumático sin quererlo en forma de pesadillas, flashes, pensamientos. También pueden evitar cualquier cosa que les recuerde el acontecimiento traumático. También pueden sentirse constantemente alerta.
Pero el niño también puede tener dificultades para recordar aspectos importantes del evento. Pueden negarse a ir a la escuela o a dormir solos. Pueden mojar la cama. También puede perder el interés por las cosas que antes le interesaban, perder el apetito, tener problemas de atención y concentración.
También pueden tener conflictos más frecuentes con sus seres queridos o sentirse culpables por lo ocurrido.
Si estos signos duran más de un mes y el niño no es capaz de volver a su vida normal en casa o en la escuela, es el momento de consultar a un profesional de la salud para encontrar ayuda y apoyo para el niño y su familia.

Vivir mejor
¿Cómo cuidar a un niño con TEPT?
¿Y otros psicotraumas?
Podemos tener dificultades para afrontar un acontecimiento traumático y sus consecuencias en nuestra vida sin experimentar los principales signos de alerta del trastorno de estrés postraumático (revivir, evitar, hipervigilancia).
De hecho, podemos desarrollar otras dificultades además del TEPT tras un acontecimiento traumático. Es importante que prestemos atención a nuestro sufrimiento sin minimizarlo, ya que todo es posible en respuesta a un evento traumático.
Podemos, por ejemplo, sufrir una depresión, desarrollar fobias o adicciones.
A veces, nuestro cuerpo tomará el control y expresará nuestra angustia a través de síntomas: podemos sentir dolores de estómago, migrañas, reacciones cutáneas, etc.
Esto se llama somatización. Si estos síntomas ya eran habituales antes del acontecimiento traumático, también pueden empeorar repentinamente. A continuación, es importante cuestionarnos a nosotros mismos para intentar comprender si estos síntomas podrían estar relacionados con lo que hemos vivido.
En todas las situaciones, no debemos quedarnos solos con nuestro sufrimiento: existen soluciones para mejorar. El primer paso es consultar a nuestro médico de cabecera.